miércoles, 18 de marzo de 2015

Del Valdeazogue al Huécar






                                              Me niego a  sentarme en este banco donde todo parece bonito, porque en esas hojas no veo belleza, solo que todo es distinto. Allá donde las hojas que caen son menos, y donde los inviernos son menos fríos, allá en el que es mi pueblo, me sentaré tranquilo. Quiero en vez de bosque la dehesa, y en la dehesa mis amigos, el aroma de mi tierra y una botella de buen vino, porque es mi sueño desde que sueño lejos, vivir mi vida donde he crecido.
Sin embargo lo que uno quiere, no es lo que quiere el destino, este quiso que me diera cuenta, de lo bueno de un pueblo tranquilo, donde todo el mundo se conoce, y los amigos son mas que amigos. De mineros que se fueron y de estudiantes que nos fuimos, deseando al volver darnos cuenta de que sigues siendo el mismo. Pero la realidad aprieta, y te lleva por otro camino, a un lugar que que no es tu casa y con quienes no son tus amigos, y vas viendo como el tiempo que pasa se alía con el destino y hace de esa casa tu casa y de esa gente tus amigos.  
Ahora tengo dos casas, antiguos y nuevos amigos, y un tren que me acompaña uniendo mis dos destinos.                                                                                                                                                                                                                                        

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